El iluminador aporta luz a las zonas del rostro más oscuras que queremos destacar para conseguir un acabado radiante. También ayuda a minimizar la apariencia de rostro cansado o apagado. A la hora de aplicarlo, es aconsejable hacerlo con luz natural o con buena luz artificial.
Para que resulte más fácil ver los puntos a destacar, lo más práctico es utilizar un iluminador fluido después de la base de maquillaje. El lápiz iluminador, de textura fluida rica en pigmentos, es comodísimo: aplicas muy poca cantidad y la deslizas con su propio pincel a base de pequeños toques. El resultado es inmediato, radiante y natural.
Estos son los puntos de luz que habitualmente se destacan:
- Debajo del arco de la ceja.
- En las ojeras, desde el tercio exterior del ojo o donde empieza el iris hasta la sien.
Si los ojos están muy juntos, en el lagrimal; si están muy separados, es preferible no aplicar iluminador.
- Una línea sutil desde la mitad de la frente hasta la punta de la nariz.
- En el Arco de Cupido, justo debajo de la nariz.
- Debajo del labio, en el centro.
- Un toque en la barbilla